ESCRITO INEDITO DE JULIO ALPUY


Desde que llegué a Nueva York hace 46 años he seguido la trayectoria del arte contemporáneo y lo he visto deteriorarse mas y mas cada día.

Mi concepto de arte no tiene ni tuvo nunca un punto de contacto con este arte de hoy. No creo en este arte por muy simples razones:

Primero: No hay ideas que unifiquen una obra,

Segundo: No hay principios en los que debe basarse una obra de arte. No hay unidad plástica ni de concepto. No hay preocupación por la forma ni por la proporción. Proporción y for

ma lleva a la estructura y al ritmo de la obra. Y no importa de que época o estilo sea.

Por otro lado, comprendo que tenga que ser así. Nada de eso se enseña hoy día en las escuelas de arte desde muchas generaciones atrás.

No es que hoy no hayan artistas; lo que sucede es que se cambió la tradición por el libre albedrío, se abandono el estudio profundo del misterio artístico por una libertad desmedida.

El arte es tradición, no capricho individual. Pero el arte de esta cultura en que vivimos sirve solo al materialismo de la misma. Cien por ciento materialista, esta cultura limita la capacidad de pensar y crear.

Todo te lo dan hecho, no hay tiempo.

Esas razones no me permiten creer en el arte de hoy.

He conocido talentos que se desesperan por encontrar un camino pero ¿donde encontrar un verdadero maestro?

He tratado de describir muy someramente este panorama de la realidad artística de hoy para mostrar mi estado de animo desde que vivo en Nueva York. Un artista vive absolutamente solo. En cuanto al diálogo con otros artistas: de todo se habla menos de lo referente al arte y a su misterio.

Lo que se ve en las galerías perdió hace muchos años mi interés y solo en la serenidad de mi estudio (como una isla en esta enorme ciudad) puedo tener un diálogo solitario con la obra. La paciencia y penetración me han permitido desarrollar mis ideas y construir mi trabajo.

A mis años todo se ha simplificado y se ha convertido en mi pequeño mundo de mi robusta sustancia espiritual que me mantiene de pie, todavía trabajando con alegría, mis libros, mi música, mis amigos queridos. Es muy poco lo que aprovecho del mundo exterior.

Si bien es cierto que con la edad nos volvemos mas comprensivos con los otros seres humanos y sus actitudes, también es cierto que en cuanto al oficio que nos ha hecho alguien, (no importa en que grado de la escala estemos), nos volvemos mas severos en los principios que han dado a nuestro trabajo sus cualidades.

Este escrito tiene un especial significado. Se trata de explicar unos conceptos que me lleva a veces a decir, entre todas mis verdades cosas inadecuadas tal vez para algunas personas. Ademas, ahora mi memoria es muy precaria y ocurre que olvido muy a menudo cosas importantes.

Es verdad, yo no vivo en Uruguay y por supuesto no conozco a todos los artistas.

Yo se muy bien que tengo una manera de expresarme muy directa y a veces poco reflexiva. Esto me ha obligado muchas veces a pedir excusas. Bien, pido excusas a quien se ha sentido ofendido por declaraciones que yo hice en la prensa.

Cuando hablo del Arte de Hoy siempre me refiero a las últimas generaciones de todos los países que son afectados por este materialismo de hoy y que Estados Unidos trata de esparcir a los cuatro vientos.

De todos modos, quiero mencionar algunos nombres de artistas que pertenecieron a la escuela y otros que fueron discípulos míos. Por ejemplo Walter Deliotti que es un artista que siempre trabajó muy bien y que sigue haciéndolo hasta ahora, aunque hace mucho tiempo que no veo su trabajo.

Guillermo Fernández que formó parte del taller. No he visto su pintura en muchos años pero recuerdo excelentes pinturas de el. Guillermo se ha dedicado a enseñar y tiene una teoría propia en la que se apoya el trabajo de sus discípulos.

Lynda Olivetti Cohen con mucha inquietud a pasado por muchas etapas y tiene un trabajo interesante.

Eva Olivetti, (discípula de Gurvich), tiene una pintura de una gran intimidad, muy

sensible y personal, algo nato que le da una gran unidad. Su pintura es única.

José Collell que de la pintura pasó a la cerámica e invento un verdadero sistema que hizo escuela. Hoy día hace una pintura muy interesante.

Gustavo Serra y Daniel Batalla, ya bastante conocidos, (discípulos de Augusto Torres y Matto), que son excelentes artistas.

Por último, Anna Rank, que tiene una significación especial para mi. Fue discípula mía por ocho años aquí en Nueva York, con gran entusiasmo y excelente resultado. Anna es persona de carácter e ideas. Desde el comienzo mostró siempre una personalidad muy definida y una manera muy propia de ver la realidad y la naturaleza. Sus desnudos fueron desde el comienzo muy buenos y ha continuado con sus abstracciones de sus ombues, gran época! Muy importante para mi es mencionar una serie de grabados y pinturas anteriores a la época que ella vino a Nueva York. Ahí se veían ya sus cualidades.

Actualmente ella enseña y vive en Buenos Aires. Tiene enorme cantidad de alumnos y pinta y realiza sus ideas en su taller propio. Tiene una capacidad grande para enseñar y se puede decir que tiene una escuela propia.

Actualmente tengo dos alumnos, Claudio Vera Coelho, que nació en Toronto y su madre es uruguaya, esta estudiando conmigo. Artista de talento. Después de haber pintado, los 4 años últimos ha comenzado a trabajar en escultura y tiene muchas condiciones para ello a juzgar por sus recientes trabajos.

El otro joven es Marcelo Larrosa que vive en Montevideo y viene periódicamente a trabajar conmigo a Nueva York. Es también un artista de cualidades que promete, a mi juicio, un buen futuro.

Con mi memoria tan pobre en estos tiempos pienso que puedo olvidar alguno de los artistas conocidos, pero espero que sepan perdonarme.

Julio Alpuy, Nueva York, 19/8/2005



(Escrito enviado por Julio Alpuy en un fax (fechado Agosto 24 del 2005), para su publicación en la prensa, luego de su visita a Uruguay con motivo de su muestra en la Galería Oscar Prato. El mismo nunca fue publicado).